Crónicas urbanas de Córdoba, 1
Quiero dormirme
en la orilla del silencio,
cuando cae la tarde y sus pájaros me cantan
canciones que saben a mañana.
Quiero resucitarme
en la noche espectral,
¡pero ella aguarda lóbrega, maligna!
Con su estilete fosforescente,
adormecida espera ver caer el día.
¡Quiero que salgas
de tu guarida de vicios!
En zaguanes y pensiones
descansan tus vampiros.
Quiero, cuando la luz fatigada cese,
verlos rondar tus arterias,
deseando, subconcientes,
a las catedrales de compras
y cinco estrellas que nunca poseerán.
Quiero que les devuelvas
los sueños ultrajados,
la ponzoña del engaño,
la mentira que duele.
Crónicas urbanas de Córdoba, 2
Ella me cuenta
sus crónicas urbanas,
decires verdaderos.
Ella me expele
recuerdos de antaño,
juventudes que ya fueron,
vejeces que se consumieron.
Ella me muestra
sus luces nocturnas,
sus silencios de bocina,
tribus de la oscuridad deambulantes,
linternas de neón que me señalan la noche.
Allí habitan sus causas y muertes,
los amores que se marchitaron en esperas,
como las Tipas de tu Cañada.
Ella me susurra y vuelvo a sentirla,
en el viejo cementerio del Abasto.
En sus ruinas y criptas subyacentes
sé que late vivo su corazón.